Manos sobre teclado con papeles alrededor
Desarrollo personal,  Organización y productividad,  Valkyria Style

Cómo hacer frente a la procrastinación

Muy buenas, guerreros. Hoy quiero hablaros de un tema que creo que os puede resultar interesante, sobre todo si tenéis una lista inmensa de tareas por hacer. Hoy hablamos de cómo hacer frente a la procrastinación, cómo superarla y cómo evitar volver a caer en ella. ¡Vamos allá!

¿Por qué procrastinamos?

Aunque todos conocemos ese maravilloso refrán que dice no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, no me negaréis que hay días en los que no os apetece nada de nada hacer esa tediosa tarea que tenéis pendiente. Hay varias razones por las que procrastinamos, pero las más habituales son:

  • Porque la tarea nos aburre o nos resulta tediosa: suelen ser tareas repetitivas, que tenemos que hacer de manera periódica y que por su carácter repetitivo no nos resultan atractivas, de modo que preferimos dejarlas siempre para otro momento. Las tareas domésticas, como limpiar o fregar los platos, pueden ser un buen ejemplo de este tipo de tareas que tendemos a procrastinar.
  • Porque están fuera de nuestra zona de confort: otro de los motivos por los que una tarea puede ser procrastinada es por su carácter de desafío. Aunque hay cosas desafiantes que nos entusiasma hacer, precisamente por eso, por el aliciente que supone el desafío, cuando se trata de algo demasiado intimidante por estar muy fuera de nuestra zona de confort, tendemos a procrastinar. Un ejemplo: ¿habéis intentado alguna vez grabaros en vídeo? Poca gente habrá que lo haya intentado y a la primera le haya encantado la experiencia. Es algo que se escapa de nuestra zona de confort y que puede llegar a ser tan intimidante que decidamos dejarlo para un momento que nunca llega.
  • Porque el proyecto no está desarrollado y es vago: cuando tenemos un proyecto, por ejemplo, escribir un libro, tenemos que dividirlo es tareas. En nuestro ejemplo de escribir un libro, dividirlo en tareas podría tener la siguiente forma:
    • Hacer un resumen general de la historia
    • Hacer una pequeña ficha para cada personaje y localización
    • Dividir la historia en capítulos
    • Hacer un pequeño esquema de cada capítulo
    • Planificar las sesiones de escritura de cada capítulo
    • Escribir

Aunque es un esquema muy simple, dentro de cada tarea vamos ya creando subtareas, que dependerán del tipo de proyecto. Por ejemplo, si queremos escribir sobre la Roma imperial, inevitablemente tendremos que informarnos acerca del periodo histórico que comprende. ¿Vamos a situar nuestra historia en el imperio de Augusto o en el de Marco Aurelio? ¿Qué clase de sociedad había en el periodo en el que está situada nuestra historia? ¿Cuáles eran las costumbres romanas de la época? Ahí tenéis algunas subtareas más y que, a su vez, al tratarse de un trabajo de investigación, darán lugar a más tareas e interrogantes. ¡Y pensar que solo queríamos escribir un libro! Lo que nos gusta idealizar las cosas…

Por eso, cuando hablamos de proyectos, si estos no están desarrollados y divididos en tareas, nos costará más ponernos a trabajar en ellos, ya que también resultarán intimidante y no tendremos muy claro por dónde empezar o qué paso debemos dar a continuación. Ya habéis visto que el siempre querer escribir un libro no es suficiente para ponerse manos a la obra.

  • No está entre nuestras prioridades: en otro artículo os hablé ya de las prioridades y la falta de tiempo. Cuando una tarea no nos interesa lo suficiente o queremos darle prioridad a otras cosas, tendemos a procrastinar. Por ejemplo, esto es algo que suele suceder cuando nos planteamos hacer ejercicio. Parece que tenemos la agenda llena de cosas que hacer, citas importantes, proyectos y empresas que llevar a cabo. Somos personas muy ocupadas y apenas podemos sacar 30 minutos para sentarnos a ver una serie. Ay, pero llega siempre el temido momento en el que nos ahogamos subiendo unas escaleras, nos quedamos sin aliento intentando correr detrás del autobús que acabamos perdiendo y, sí, ¿te acuerdas de ese dolorcillo de espalda o de rodilla? Querido guerrero, eso es, muy probablemente, por falta de ejercicio. Entonces nos ponemos las pilas y nos apuntamos al gimnasio. Como somos avispados, planificamos por adelantado: tres sesiones de cuerpo completo y veinte minutos de cardio a la semana. ¿Qué días? Los que mejor te vienen. Y voilà. Se hizo el tiempo y, sorpresa, llevas tres meses entrenando y ni te has dado cuenta. Cuando algo no forma parte de nuestras prioridades, es fácil que no le busquemos un hueco y lo dejemos para más tarde. Pero cuando es una prioridad, el tiempo no es el problema.

¿Cómo dejar de procrastinar?

Podemos utilizar diferentes estrategias para dejar de procrastinar dependiendo de la razón por la que estamos dejando de lado esa tarea, pero voy a dar unos consejos generales que pueden servir en muchos de los casos que he mencionado más arriba.

  • Divide tus proyectos en tareas más pequeñas: las cosas son mucho más sencillas cuando las vemos abarcables y factibles. No es lo mismo pensar que tenemos que limpiar toda la casa a una única habitación. Dividir el trabajo nos dará pequeñas metas en las que enfocarnos y de las que saldremos con más motivación.
  • Delimita el tiempo de las tareas que procrastinas: ¿Te cuesta mucho hacer algo? Bueno, dedícale solo cinco minutos. Pon un cronómetro de cinco minutos en tu reloj o en el móvil y dedica solo cinco minutos a hacer esa actividad que tanto te cuesta. Esto lo podemos extrapolar a otros casos en los que dilatemos demasiado en el tiempo la tarea. Si algo te lleva mucho tiempo, por ejemplo, trocear un proyecto en diferentes tareas, estable un tiempo máximo para realizarlo, por ejemplo, veinte minutos. Una vez hayan pasados esos veinte minutos, cambia de tarea. Eso te ayudará a que no lo veas como algo demasiado largo. En ambos casos, al tener un tiempo límite, nos costará menos arrancarnos y ponernos a hacer lo que debemos.
  • Establece rutinas: Sabéis de sobre que soy una gran amante de las rutinas, como ya os he comentado en alguna ocasión, como en este artículo de aquí. Cuando tenemos una rutina establecida y bien arraigada, lo difícil es salir de ella. Hacemos las cosas casi en piloto automático y hay un mejor riesgo de procrastinación. Puedes hacer una tarea que llevas procrastinando mucho tiempo antes de un hábito que te gusta hacer. Por ejemplo, lavar los platos antes de sentarte a ver una serie.
  • Concédete una recompensa: uno de los motivos por los que procrastinamos es porque algo nos resulta tedioso. Haz las tareas más atractivas dándote una recompensa cuando la termines. Elige lo que quieras. Solo tú sabes qué es lo que te va a motivar a moverte.

¿Qué más estrategias se os ocurren a vosotros para dejar de procrastinar, guerreros? Dejádmelo en los comentarios.

Foto del avatar

¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.