Organización y productividad,  Valkyria Style

Organización y flexibilidad

Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy os traigo un artículo más distendido y relajado que en otras ocasiones. Y es que a veces somos demasiado estrictos con la organización, nos falta flexibilidad, por lo que muchos de nuestros planes están demasiado encorsetados y no conseguimos llevarlos a cabo. Vamos a ver qué podemos hacer con eso.

Ser como el bambú

Esta metáfora es muy bonita y muy visual. Cuando pensamos en el bambú, vemos una vara larga y flexible. Se puede doblar, puede mecerse con el viento, pero también es muy fuerte. En los países asiáticos donde crece el bambú, es habitual ver andamios hechos con este material. Y es que su resistencia y su flexibilidad lo hacen un material ideal para esta tarea.

¿Pero cómo llevamos esta metáfora a la organización? Teniendo muy claras dos cosas: que las prioridades de nuestro día a día son muy necesarias y que, si algo no se puede hacer un día, no pasa nada. No todos los días son perfectos ni salen como los planeamos, de modo que tenemos que ser muy conscientes de que las cosas se pueden torcer, puede haber contratiempos o emergencias y nuestros planes, en consecuencia, deberán adaptarse a esas circunstancias cambiantes. Y esto no es malo, en absoluto: es la vida real, en estado puro, haciendo lo que suele hacer, ser azarosa. No podemos culparnos por el atasco de las seis de la tarde producido por un accidente de tráfico, ni porque nuestro hijo se haya puesto enfermo, ni porque nuestra mascota haya decidido motu proprio que iba a rompernos un libro, ni de que se vaya la luz justo cuando hemos puesto la lavadora… ¿Entendéis por dónde voy? Hay elementos fortuitos en nuestra vida con un componente de azar muy grande que sucederán y no podemos controlar el cuándo. Pero sí podemos controlar nuestra reacción ante ese evento y ser flexibles como el bambú, para adaptarnos al viento que nos mece.

Quien mucho abarca poco aprieta

Y es que ya lo dice el refrán: quien mucho abarca poco aprieta. ¿Qué quiero decir con esto? Que muchas veces nos ponemos una cantidad ingente de tareas pendientes que no conseguimos realizar nunca y, para colmo, seguimos alargando cada vez más y más esa lista. Si queremos estar organizados y no morir en el intento, tenemos que adaptar nuestra lista de tareas a nuestro día a día, de una manera objetiva y abarcable. Si no, empezaremos a dejar cosas a medio hacer, nos frustraremos por no poder realizar otras y acabaremos metidos en un enorme caos del que hay que salir desenmarañando la pelota de lana que nosotros solos hemos creado.

Hay que ser flexibles, por supuesto, pero una cosa es flexibilidad y adaptación y otra muy distinta es que empecemos a sembrar la semilla del caos por culpa de una mala organización. Si queremos ser flexibles, tenemos que tener muy en cuenta nuestra gestión del tiempo. Es algo fundamental. Si queremos llegar a todo lo que nos propongamos (siendo realistas), tenemos que darnos cuenta de que solo podemos hacer una cosa a la vez. Olvídate de la multitarea. Si tu atención se dispersa en más de un asunto, al final solo conseguirás tener cosas medio hechas o, aún peor, mal hechas y que tendrás que volver a hacer por no haberte enfocado en una tarea en cada momento. Si queremos llegar a todo, tenemos que poner nuestra atención en lo que estamos haciendo.

Di que no

¿Alguna vez os ha pasado que habéis empezado a hablar con un compañero o un amigo sobre un tema y, sin saber muy bien cómo, os habéis comprometido con la otra persona para hacer algo? En nuestro fuero interno estamos pensando que no tenemos nada de ganas de hacer eso que hemos prometido, pero, vaya, hemos dado nuestra palabra y no queremos quedar mal. Este tipo de compromisos innecesarios nos provocan también un problema en nuestra organización. Y aunque hay cosas que no podremos eludir, sí que habrá otras a las que podamos decir que no.

Si hacemos una lista de compromisos que hemos hecho para no darle una negativa a alguien, nos sorprenderemos al ver la inmensa lista de tareas que conllevan. Muchas veces tenemos que ser un poco egoísta (realmente, no es ser egoísta) y rechazar lo que nos proponen porque, cuando tenemos el foco puesto en mejorar nuestras vidas, los compromisos superfluos quedan al margen. Y me voy a explicar mejor porque entiendo que habrá muchos a los que os cueste decir que no.

Cuando rechazamos un compromiso, tenemos que ponernos tanto en el lugar del otro como en el nuestro. Vamos a plantear la posibilidad hipotética de que yo, Valkyria Kára, te pido a ti, lector y guerrero de mi blog, que me ayudes con cierto artículo que tengo atascado en la recámara. Desde mi punto de vista, te estoy pidiendo ayuda porque no soy capaz de continuar con mi artículo y considero que eres una persona válida, en la que confío, para poder concluir mi tarea. Desde tu punto de vista, te estoy pidiendo un favor que puedes no tener ganas de hacer porque, es posible, no te interesa demasiado el tema de mi artículo. Entonces, rechazas mi propuesta. Yo puedo sentirme dolida porque me has negado la ayuda, pero también entiendo que es un favor grande lo que te estoy pidiendo y pueden ser varias las razones de tu rechazo (que no tienes tiempo, que no entiendes del tema, que te resulta aburrido, que no puedes ayudarme, etc.). Yo tengo la opción de enfadarme, por supuesto, pero eso es problema mío, ¿no te parece? Mientras tanto, tú puedes sentirte mal al rechazar mi propuesta, pero sabes que es lo mejor para ti y para mí. Tienes tus razones y puede, o no, querer compartirlas conmigo. Si no hay nada grave de fondo, muy probablemente este incidente dure en nuestra cabeza unos minutos, siquiera, y luego se esfume. Y eso es lo que ocurre en muchos compromisos del mismo tipo.

Aunque a veces nos cuesta mucho rechazar ciertas cosas, en la mayoría de las ocasiones nos sentimos mal al aceptar ese tipo de compromisos vacíos que no aportan nada a nuestra relación con los demás. Saber decir que no, siempre con tacto y educación, no es algo malo. Tenemos que saber priorizar y gestionar nuestro tiempo para poder conseguir lo que buscamos.

Y vosotros, guerreros, ¿sois flexibles en vuestra organización? ¿Qué pensáis de la multitarea? ¿Habéis rechazado alguna propuesta? Espero vuestros comentarios. 🙂

Foto del avatar

¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.