Taza de té con menta
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Cuando nada funciona: volver a lo básico

Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy os traigo uno de esos temas que me gustan tanto y que está ligado a lo que queremos conseguir. Hoy quiero explicaros por qué volver a lo básico a veces es la mejor de las soluciones a nuestros problemas. ¡Vamos allá!

Perder el foco

Cuando nos proponemos algo, como los propósitos de año nuevo o un reto particular, solemos pensar a corto-medio plazo. Buscamos un objetivo final: bajar de peso, ir al gimnasio, comer más sano, leer más, coger menos el ascensor, gastar menos, cocinar más en casa… (Pon aquí tu objetivo.) Aunque nos puedan parecer objetivos tangiblesconcretosasequibles, realmente son objetivos vagos, poco específicos. No tenemos muy claro qué es lo que de verdad queremos conseguir. Lo dejamos como un imperativo al Universo: “Ey, Universo, quiero hacer ejercicio. Haz tu magia”. Pero las cosas no funcionan así y, después de unos días o un par de semanas, no obtenemos los resultados que deseamos(normalmente, porque nuestras expectativas son irreales), olvidamos el porqué estamos haciendo eso y perdemos el foco. Todo comienza a derrumbarse y nos encontramos como al principio, engullidos por la inercia y sin un objetivo claro. ¿Os suena de algo?

Volver a lo básico

Hay ocasiones en las que nuestros enrevesados planes empiezan a torcerse de una manera asombrosa y pensamos que no merece la pena esforzarse tanto por conseguir aquello que queremos. Pero, ¿es posible que lo más básico y sencillo nos ayude a mejorar nuestra perspectiva de las cosas?

Una vez hemos perdido el foco, solo nos queda reencontrarlo, aunque no es nada sencillo. Cuando las cosas no funcionan por muchas veces que las pongamos en práctica, tenemos que acudir a la navaja de Ockhamen igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable. De modo que es muy posible que esos enrevesados planes no sean factibles y tengamos que ir a lo más sencillo, a lo básico.

Os pongo un ejemplo de esto. Imaginad que queréis empezar a hacer ejercicio pero que lleváis mucho tiempo sin ir al gimnasio. Tenemos dos planes:

  • Plan A: Queréis ir al gimnasio todos los días, de lunes a viernes al menos, hacer una hora de pesas, una hora de spinning y, si se puede, una clase de yoga.
  • Plan B: Empiezas a ir al gimnasio un par de veces por semana y, gradualmente, vas aumentando los días hasta ir cuatro o cinco, dependiendo de las ganas que tengas. Haces una tabla de ejercicios sencilla, para principiantes, que te dura unos 15 minutos más o menos y luego te subes en la elíptica, la bici estática o la cinta de correr , alternándolas según el día, durante otros 20 minutos.

¿Cuál de los dos creéis que tendrá éxito? El plan B, casi con toda seguridad. ¿Por qué? Porque empieza con algo realista (unos 35 minutos de ejercicio, aproximadamente) y no se impone algo tan inverosímil como hacer ejercicio todos los días cuando lleva mucho tiempo sin moverse. El plan A puede llegar a ser un objetivo a muy largo plazo, aunque exige una enorme dedicación (dedicarle cerca de tres horas al ejercicio es bastante tiempo). Sin embargo, empezar por algo tan sencillo como es media hora de ejercicio lo puede hacer casi cualquiera. De modo que, al haber un aumento gradual de la intensidad y la frecuencia, según se va adaptando al ejercicio, el cambio no será tan duro y podrá sostenerse a lo largo del tiempo.

Todo cambio es duro al principio, desordenado a la mitad y precioso al final.

El club de las 5 de la mañana – Robin Sharma

Consejos para volver a lo básico

Aunque a veces es más complicado hacer las cosas de manera sencilla, os daré algunos consejos para que podáis llegar a ese punto de partida sin complicaciones.

  • Analiza la situación: ¿Cómo estás ahora? ¿Qué es lo que quieres conseguir? Describe en detalle cómo es tu situación actual y analiza qué puntos son los que están fallando. Quizás puedas simplificarlos.
  • Simplifica y elimina todo lo superfluo: hay que quedarse con lo esencial, de modo que haz una lista de todo aquello que estás haciendo o de los pasos de tu proyecto. Intenta ver cuál es la solución más rápida o la más sencilla, que no conlleve más pasos. Así podrás eliminar cosas que realmente no necesitas hacer.
  • Crea sistemas: Aunque el objetivo es importante, como ya hemos visto, si nos enfocamos en los sistemas (la forma en la que hacemos las cosas), acabaremos llegando a esos objetivos sin estrés ni agobios. Crea un sistema de hábitos  que te haga la vida más sencilla. Las rutinas y los rituales ayudan mucho a conseguir una vida con menos estrés.
  • Date tiempo: No podemos conseguir todo mañana, de modo que date tiempo para alcanzar tus objetivos. Al simplificar las cosas y quedarnos con lo básico estamos intentando liberar parte del estrés que tenemos en nuestra vida, de modo que no le añadas estrés poniendo fechas límite demasiado tempranas. Deja que tu sistema de hábitos se ponga en marcha y avanza paso a paso. La paciencia es una gran virtud y bastante difícil de conseguir en un mundo como el nuestro, pero te traerá los mejores frutos.

Espero que estos consejos os sirvan y que, si estáis en una situación en la que nada parece funcionar, volver a lo básico os ayuda a salir de ahí. Y vosotros, guerreros, ¿qué tal lleváis vuestros propósitos? ¿Necesitáis volver a lo básico? Dejádmelo en los comentarios.

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¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.

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